miércoles, 23 de marzo de 2011

Restaurante LA SENDA

Establecimiento valorado: Restaurante La Senda.

Tipo de cocina: De autor. Menú degustación..

Dirección: Fray Julián Garcés, 24. Tel. Reservas: 976 258 076.

Zona: Torrero. Sector: Plaza Canteras.


Fecha: 16 de Marzo de 2011.


Restaurante ubicado en la calle Fray Julián Garcés, una de las arterias principales del populoso barrio de Torrero, junto a la concurrida plaza de las Canteras. En una zona de gran movimiento de comercio y peatones. Al entrar nos encontramos con una zona de barra y tres mesas que, próximamente se incorporarán a un pequeño pero coqueto comedor con una capacidad de quince a veinte plazas. La decoración es actual moderna y dinámica, pues sus paredes se muestran vestidas por cuadros de artistas, generalmente de pintura abstracta y conceptual, que van rotando y renovando la estética del local. En esta ocasión, los cuadros expuestos eran de Damace, cuya muestra se expone a la entrada del comedor en un marco digital.

Cubertería Pinti 18/10 de diseño italiano. Vajilla y cristalería igualmente en tono moderno, que nos anticipa el estilo de cocina que vamos a encontrarnos en la mesa: copas de tinto tipo borgoña y muy original la de agua, que en su diseño recuerda a la de vino. Servilletas de tela blanca. Ambiente limpio y agradable, con una iluminación media que, al no existir ventanas, permite apreciar los platos en toda su extensión visual. Bien climatizado y con buena extracción a través de conductos situados en el techo . Correcta separación entre mesas, pues se ha optado, con buen criterio, por no apurar el espacio del comedor. Imprescindible reservar debido al reducido número de plazas y a la alta demanda de público.


El restaurante La Senda, muestra una cocina de autor que, no obstante, centra su atención en los productos de temporada que el mercado nos va ofreciendo en su mejor punto de sazón durante las diferentes estaciones del año. Debido a las dimensiones de su comedor, así como a la complejidad y elaboración de los platos, el restaurante opta por no trabajar carta y ofrecer un amplio menú de degustación que cambia cada dos meses aproximadamente y que, por treinta euros, sirve cinco platos y un postre, bebida y café aparte, trabajados con mimo y precisión de cirujano.


La oferta de vino es encomiable, teniendo en cuenta que los caldos necesitan de espacio y muebles adecuados para su perfecta conservación, y ofrece más de cuarenta referencias entre tintos, blancos y rosados. También cava (de buena elección, como un Anna o un Raimat chardonnay) y champagne (Moët Chandon). Con presencia importante de vinos de Aragón (Cariñena, Campo de Borja, Somontano y algunos interesantes caldos de la tierra de Ribera del Gállego). También Rioja y otras denominaciones de origen que dan la opción de disfrutar de interesantes vinos como un Pittacum (D.O Bierzo) o un Cepa Gavilán (D.O. Ribera de Duero). Los contenidos precios en carta son un apartado que quiero destacar especialmente, y que permiten disfrutar de vinos que, en un restaurante de este nivel de cocina, suelen alcanzar un precio bastante superior.


En esta ocasión el vino que he elegido ha sido un Berola de Bodegas Borsao (D.O Campo de Borja). Un escalón superior al marcado por el Bole, caldo perteneciente a la misma bodega y que me gusta particularmente por su conseguido carácter frutal y su ligera cremosidad y tostado del roble. En el caso del Berola, a pesar de marcar un nivel superior, pues es un vino de mayor cuerpo y elaboración (14 meses de barrica, uso de cepas viejas de garnacha que suponen el 80% del coupage, al que se le añade un 20% de syrah), creo que aún tiene que dar añadas y elaboraciones mejores, pues se estrenó en el reciente 2010. El Berola se presenta bien cubierto, con una capa alta, muestra un color cereza apicotado con ribete granate. En nariz ofrece fruta concentrada (ciruela, mora), bien ensamblada con la madera. También tonos minerales procedentes del suelo. Glicérido y con un excesivo tono ahumado y terroso que se debería pulir en próximas añadas. En boca es amplio y persistente, con un final que devuelve cierta presencia de fruta en el posgusto. Es más que posible su mejora en su proceso de evolución en guarda.


LOS PLATOS del Menú-degustación de La Senda.


Humus con anchoa, salsa romesco y helado de pimiento asado.


Autoría desde el primer momento es lo que denota este entrante que, como el resto de los platos, voy a intentar analizar en toda su extensión. A nivel visual, una gran variedad de colores (beis , marrón, naranja, verde) para ilustrar una fusión de elementos de mar (anchoa) y tierra (tejas de cereal, legumbre, pimiento). A partir de aquí, podemos descubrir hasta tres niveles de contraste: de texturas (cremosa, carnosa de la anchoa y crujiente de las tejas); de temperaturas (templado del humus, frío del helado) y de sabores (dulce/salado).Todo ello manteniendo una congruencia que logra sorprender al paladar con algunos contrapuntos extremos pero bien elegidos por el chef.


Pastel de guisante tibio con maíz, chipirón rosa, espuma de maíz dulce y regaliz de palo.


De nuevo una paleta sobresaliente y sorprendente de colores a nivel visual (verde, granate, amarillo, blanco roto y beis) que ofrecen los distintos elementos (otra fusión de tierra y mar) trabajados. Sin descuidar los sabores (aquí lo que se busca es más armonizar que contrastar), el predominio de los contrastes viene marcado en esta ocasión por las diferencias de texturas y de temperaturas (templado/caliente). Cubriendo en el caso de las primeras todo el espectro posible que puede albergar un plato: etérea (espuma), líquida (sopa), cremosa (mousse de guisante) y carnosa (chipirón). Si a esto añadimos un resultado de sabor conseguido y equilibrado, para mí resulta un plato de un menú que va “in crescendo” y que promete superar un nivel que, sólo con mantenerse, rozaría ya una gran altura. El chipirón rosa introduce ese guiño mágico que juega a trastocar identidades sin perder la esencia (el chipirón sigue sabiendo a chipirón). Un plato imaginativo y divertido.


Huevo escalfado con jamón, bechamel de cebolla, hongos y ceniza de patata.


Otro plato complejo y de autoría que, dentro de una cocina de vanguardia, hace un guiño a lo tradicional (recuerda a los populares huevos rotos). Fusión de elementos de montaña y tierra (hongos, patata) que viene reforzada a nivel visual por los tonos ocres y negros que dominan el plato. Aquí la armonía se busca en la temperatura (pues el huevo está cocinado a baja temperatura), recayendo el peso de los contrastes en los niveles de textura (líquido, cremoso, carnoso y crujiente de la ceniza), que logra de nuevo un espectro completísimo. A esto debo añadir un conjunto de sabores que armonizan muy bien el plato, haciéndolo muy sabroso, jugoso y agradable. Mantiene para el comensal el mismo placer “animal” de disfrutar de esos tradicionales huevos rotos con jamón pero con un nivel de elegancia, complejidad y sutilidad en los sabores que logra un plato delicioso en su aparente sencillez.


Salmón sobre emulsión de humo, espuma de eneldo y falsas verduras baby.


En este plato es quizá donde más resalta ese juego de inversión de identidades y elementos que logra ese toque mágico y divertido en el plato. Nos encontramos unas verduras que, en efecto, son falsas, pues en realidad son frutas. Se podría pensar que esto es una cortina de humo (como la emulsión que da a la mayonesa ese espectacular toque ahumado) que el “mago” despliega para distraer al público y ocultarle, por ejemplo, una carencia de sabores. Pues, no, todo lo contrario. El salmón cocinado en su punto a baja temperatura, combina a la perfección con la espuma de eneldo y la salsa ahumada para lograr un diez en sabor. Este es un plato que deseo destacar porque me parece redondo. El chef da otra vuelta de tuerca al aportar el sabor ahumado fuera del salmón, dando así la opción de degustar el pez en su estado puro o con ese acompañamiento que a tantas personas gusta relacionar con ese delicioso pescado. La textura suavemente carnosa del lomo de salmón (perfectamente desespinado), hace que este se funda en la boca con auténtico placer. Las falsas verduras aportan un toque de frescor y un contraste de textura de mayor carnosidad que además de sorprender, divierte. Buen producto y una elaboración compleja para lograr la excelencia con una aparente simplicidad, como en los haiku japoneses.


Texturas de cerdo con patata a las especias.


Un plato quizá menos espectacular a nivel visual (tonos marrones y amarillo) pero con un sabor sobresaliente y un buen contraste de toda la gama de texturas (líquida, cremosa y carnosa) con un aporte extraordinario de la crujiente gracias al tostado de la piel del cochinillo y a las migas de su corteza. Una carne tierna y jugosa que combina a la perfección con ese puré de patata especiado (en el que se pueden apreciar orégano, tomillo y ajo) y un guiño a la cocina árabe con el aporte de la miel. Servido bien caliente. Quizá la “lámina de fresa”, aunque hace una referencia al mismo producto con otro tratamiento, aporta un toque de color más que de textura o de sabor, pues el de ésta es inferior al de la pieza central y su guarnición. Un plato que, no obstante, está bien trabajado y conseguido y del que resalto su buen sabor y contraste de texturas.


POSTRE.


Natilla de naranja, merengue con mantequilla y helado de violeta.


Presentado en un plato hondo y actual tipo bol y decorado con una flor de violeta. Una composición geométrica que juega con las formas del cuadrado y el círculo para componer un contraste visual impactante y moderno. La vanguardia, no obstante, no olvida a la tradición con ese fondo de natillas de agradable sabor a naranja. Las texturas vuelven a encontrar, de nuevo, una amplia gama de contrastes, pasando por distintos grados de cremosidad (helado, natillas, merengue) hasta encontrarnos con el crujiente de la teja. Un plato que, para mí, alcanza un notable en sabor y un sobresaliente en composición visual y texturas.




El restaurante La Senda, en un local y un emplazamiento modestos, esconde una cocina de autor elaborada, imaginativa y con un buen producto de base que hace que merezca la pena desplazarse para conocerla. Un servicio joven, cordial y muy correcto que hace una descripción general al comensal de cada plato que llega a su mesa. Variedad de referencias de vino, todos servidos a temperatura correcta gracias a un climatizador multizona. Con un enorme trabajo diario que, sin duda, hace que la vocación y el placer de cocinar sean dos de los pilares fundamentales en la labor creativa de un joven chef que, acompañado de un pequeño pero eficaz y bien coordinado equipo de colaboradores, logra unos platos sorprendentes y atractivos que, además, no desmerecen en sabor. Un cocinero que, para mí, tiene por delante una trayectoria en la que va a dar mucho que hablar porque su capacidad, su imaginación y su buen hacer, lo demuestra cada día en cada plato que se sirve en su pequeño y, al mismo tiempo, gran restaurante. Porque cuando existen capacidades, ganas e interés, un marco espectacular no es lo más importante. Lo que verdaderamente importa es que si ustedes se acercan a La Senda, se encontrarán con un camino que lleva a la alta gastronomía con esa humildad que solo los grandes poseen. La reserva es imprescindible y debe hacerse con gran antelación, debido a la alta demanda y a las dimensiones del local. Lo dicho, estén atentos a la trayectoria de este joven pero experimentado chef que, haciendo honor a su humildad y cordialidad, sólo diré que atiende al nombre de David.



Restaurante La Senda.


Ubicación y entorno: 6,75

Ambiente y decoración: 7,75

Cantidad: 9 (Teniendo en cuenta que son 5 platos y un postre)

Calidad y creatividad: 10

Global: 8,375

lunes, 14 de marzo de 2011

Restaurante LOS BORRACHOS



Establecimiento valorado: Restaurante Los Borrachos.
Zona: Centro. Sector: Sagasta.
Dirección: Paseo de Sagasta nº 64.
Tel. Reservas: 976 275 036
Fecha: 12 Marzo 2011.
Tipo de cocina: De mercado y Caza (por encargo).
Nueva dirección y carta desde Junio 2011.
Voy a hacer un poco de historia. En la década de los setenta nace “Los Borrachos” en Zaragoza, un restaurante que, poco tiempo después, iba a convertirse en un referente de la alta restauración en la ciudad. Este despegue definitivo llegaría de la mano de la familia Pérez-Sanz. Tras una brillantísima trayectoria profesional en el Reino Unido, a finales de los setenta se incorpora como maître D. Ángel Pérez, que pasará a adquirir el restaurante. Actualmente, el Sr.Pérez comparte las tareas de sala con el Sr. Antonio Escuer, corriendo la labor de cocina de manos de Dña. Mª Pilar Sanz y Miguel-Ángel Pérez Sanz (esposa e hijo del Sr. Pérez, respectivamente). Tras casi cuatro décadas de buen oficio hostelero, comparten en la actualidad con el público su trigésimo quinto aniversario con un menú de degustación al interesante precio de 36 euros (pan y bebida incluida) que se compone de cuatro platos (dos de entrantes y un primero, fijos, y un segundo a elegir entre confit de pato, entrecot, merluza “Los Borrachos” y dorada al vino blanco) más una degustación de postres.


Por sus especiales características, “Los Borrachos” se presenta como un restaurante único. Al entrar nos encontramos una barra que actúa como zona de espera y dónde se elaboran los cafés y el cóctel de la casa. En dicho recibidor se ubica también el guardarropa y, como no, una réplica del famoso cuadro de Velázquez que da nombre al restaurante. El comedor, de inspiración francesa de finales del XVIII y XIX sorprende por su lujosa decoración y detalle: maderas nobles acogen distintos ambientes que configuran un total de 125 m2 para 50 plazas (hasta 65 si se configura el comedor para grupo). Bodegones, bronces, preciosas lámparas, figuras de Lladró y mesas vestidas con doble mantelería (lino y algodón con flores bordadas) y centros. Vajilla de porcelana blanca y/o decorada para dar un toque de color a los distintos platos. Cubertería Cruz de Malta 100 (con 90% de plata). Copas bordelesas y de Borgoña. Molinillos con sal y pimienta negra en grano para aderezar más el plato si se desea. Música ambiental muy agradable (jazz, clásica). Un ambiente especial para una cena romántica en pareja y/o una celebración en familia.



EL SERVICIO.
Una parcela que, desgraciadamente, son cada vez menos los establecimientos que la consideran tan importante o más que los platos que se elaboran para el cliente y que es un capítulo verdaderamente a destacar, por motivos propios, en este restaurante: educación, profesionalidad, cordialidad. Un trato exquisito y un servicio impecable. Con un estilo en sala serio y tradicional pero amable al mismo tiempo. Un mimo y una atención con el cliente que ya no es frecuente encontrar. Compruébenlo ustedes mismos. Sobresaliente.

El restaurante ofrece dos tipos de pan: rebanadas de pan tostado y baguette tierna. El vino seleccionado de la casa es, en esta ocasión, un Ribera del Duero tinto roble Mayor de Castilla 100% tinta del país. Presenta un color cereza con una capa media, limpio y brillante. En nariz ofrece frutos rojos con un ligerísimo toque de barrica (3-4 meses). En boca es mineral, equilibrado y sin aristas tánicas. El agua es Solan de Cabras.


LOS PLATOS.

Almejas al Jerez.
Una ración generosa de almejas frescas cocinadas con una excelente y casera salsa de Jerez. Carnosas y jugosas, muy sabrosas. Excelentes tanto como entrante, como de primer plato.


Cucurucho de salmón ahumado relleno de espárrago de Navarra.
Un rollo de salmón ahumado noruego relleno de hojitas de endivia, espárrago de Navarra y cangrejo en hebras. Acompañado de un mezclum de lechuga (canónigos, radiccio y rúcula), tomate cherry, y aderezado con una sabrosa salsa de mahonesa al brandy y una vinagreta balsámica. Decorado con huevas de mújol rojas y negras. Un plato muy fresco, ligero, agradable y muy bien presentado que, además, forma parte del menú degustación.

Vieira gratinada al horno.
Otro plato integrante del menú aniversario. Caliente, muy bien presentada, sobre un bajoplato vestido con blonda y una tarrina de sal gorda que, a la vez que decora, conserva perfectamente su temperatura. Gratinada a los dos quesos (emmental y cheddar) y con una suave bechamel, se toma en su propia concha, bien con cucharilla o con pala de pescado. A la propia carne de la vieira, se suma el aporte de textura y sabor de la carne de otro sabroso marisco, la gamba. Un punto especiado de pimienta y nuez moscada terminan de redondear una combinación perfecta en la que se unen la buena calidad de la materia prima y el toque personal de la chef de cocina.


Medallones de solomillo de ciervo en reducción de su propio jugo con puré de castañas.
La carne de caza siempre ha sido uno de los estandartes de “Los Borrachos” y, este en concreto, es un plato mítico que, por su dificultad y específica materia prima, conviene mostrar su interés por degustarlo al realizar la reserva telefónica. La carne se presenta en su punto, con el ciervo fileteado y napado con una espesa salsa producto de la reducción de su propio jugo que incorpora un toque de arándanos naturales. Acompañado de un puré de castañas natural, muy suave que, a modo de mousse, corona media manzana pelada, descorazonada y confitada lentamente al vino tinto con canela. Un conjunto que constituye la guarnición perfecta para este tipo de plato. La combinación da, como resultado, un manjar para el que solo encuentro un adjetivo: espectacular. Carne en su punto de elaboración, ingredientes naturales y caseros y una maestría por parte de la chef de cocina, que denota un absoluto dominio de este tipo de elaboraciones complejas y cada vez más difíciles de encontrar. Una auténtica delicia para amantes de la carne.


EL POSTRE.

Se trata de una degustación de los postres del día. Un plato muy abundante y bien presentado compuesto de dos bolas de helado (tiramisú y frutas del bosque); tocino de cielo, tarta de trufa cubierta con yema quemada y un fresón natural. Decorado con nata y sirope de chocolate. Diversas texturas (suave, cremosa y esponjosa) que se combinan con el frescor del helado para ofrecer al paladar un festival de sabores muy diferentes.


Vinos de postre (PX, Oporto dulce, etc.); cognacs, brandys, whiskys y combinados a disposición del cliente.


“Los Borrachos” es un restaurante que nos traslada en el tiempo a aquellos comedores palaciegos en los que se servían fastuosos banquetes. Una decoración cuidada y lujosa hasta el último detalle y un ambiente ideal para una cena romántica, con intimidad y buena separación entre sus distintos espacios. Un servicio en sala impecable, cubertería de plata, mantelerías bordadas de algodón, lámparas y centros en las mesas, etc. Cocina de mercado con cierta inspiración francesa y buenos productos. Raciones abundantes y una cocina honesta en la que se aprecia la experimentada mano de su chef. Un menú-degustación a un precio muy competitivo. El restaurante ofrece una esmerada y profesional atención al cliente con el buen hacer de una escuela clásica de las que apenas quedan referentes. Un marco incomparable para celebrar un acontecimiento especial o familiar. Un clásico de la alta hostelería zaragozana que, ojalá, siga cumpliendo muchos años más. Recientemente ha incorporado una nueva dirección y carta, que será analizada en una visita posterior.


Restaurante Los Borrachos.

Ubicación: 10.
Ambiente y decoración: 9,5
Cantidad: 9
Calidad: 9
Global: 9,375

martes, 1 de marzo de 2011

Restaurante-Arrocería LA CASUCHA


Establecimiento valorado: Cafetería-restaurante Arrocería LA CASUCHA.

Tipo de cocina: De mercado. Especialidad en arroces variados..

Dirección: Ada. De la Ilustración, 5. Tel. Reservas: 976 758 114.

Zona: Casablanca/Montecanal. Sector: Montecanal centro.


Fecha: 22 de Febrero de 2011.


Restaurante ubicado en un edificio de dos plantas de arquitectura moderna y singular, con un frontal metálico que le aporta un toque vanguardista, en un entorno tranquilo y residencial, junto a una espaciosa plaza y zona de aparcamiento. En la planta baja dispone de una cafetería dotada de barra con tapas y raciones y un par de mesas. En la planta superior ofrece un comedor con una capacidad para 35 plazas (hasta 50 si se configura el comedor para grupos) y otras 50 en su tranquila terraza exterior que se abre para primavera-verano. Amplios ventanales con excelentes vistas de la urbanización Montecanal. La intensidad luminosa se controla mediante un sistema de estores de lamas. La decoración combina modernidad con toques rústicos. Paredes en tonos tierra combinadas con piedra vista y presencia de esos elementos rústicos tanto en las escaleras y rellanos de subida como en el comedor: aperos de labranza, trillos, horcas cántaros, tinajas, etc. Mesas vestidas con mantelería de algodón. Cubertería funcional de acero. Vajilla y cristalería que combina también lo clásico con lo moderno: Copas tipo borgoña para vino y vasos de agua de diseño. Aceite de oliva virgen extra presente en la mesa. Vajilla de porcelana blanca marca bone china. Ambiente limpio, agradable y acogedor jugando con la iluminación, los jarrones, las plantas y los centros de mesa que aportan un toque de elegancia y frescura . Bien climatizado. Ideal para comidas de negocios y cenas para parejas y amigos. Muy frecuentado por grupos y familias los fines de semana. Imprescindible reservar. Todos los arroces se preparan al momento en unos 20 minutos, media hora, por lo que es recomendable pedir unos entrantes mientras los elaboran.



La arrocería La Casucha centra su actividad culinaria en elaborar más de quince tipos de arroces diferentes, entre los que se encuentran los tradicionales, los melosos, los caldosos, etc. De verduras, de carne, de pescado, combinados. Todo un universo de posibilidades, con una materia prima de gran calidad, cuya base es el excelente arroz de la variedad bomba de Calasparra. Pero, además de arroces, La Casucha ofrece platos diversos dentro de una cocina de mercado con un toque de autor, como carpaccios de langosta y otros mariscos, ensaladas elaboradas, mariscos a la plancha, pescado y también carne para quien desee esa opción.


La oferta de pan al comensal es un capítulo que deseo destacar. No es habitual encontrar cuatro variedades de pan: grisines, panecillos, lacitos y mini-chapatas. Recién horneado y bien presentado. El establecimiento cuenta con una carta de vinos de más de cincuenta referencias. Destacar también su carta de aguas, con cuatro variedades (Solan, Vilas, Lunares, Vichy). También más de una docena de referencias de cava y champagne. El restaurante dispone igualmente de vinos de postre, destilados y una original oferta de cafés e infusiones que se presentan en monodosis. Otro detalle más para sorprender y agradar al comensal.


El vino elegido, servido a temperatura correcta y presentado con champañera de pie para mantenerlo o enfriarlo a gusto del cliente, se trata de un novedoso Pink rosado 2010 (apenas lleva un mes en el mercado). Visualmente, muy limpio, presenta un color frambuesa claro con destellos brillantes. En nariz presenta en fase primaria matices herbáceos tras los que emergen los florales y frutales, sobre todo fresa y algo de cítricos. En boca es amable, fácil de beber, sin aristas, con taninos dulcificados. Agradable y con un final bastante largo.



LOS PLATOS.



Pulpo a feira a la brasa.


Acompañado de cachelos de patata. Presentado en el típico plato gallego de madera y aliñado con sal gorda, un poco de perejil y pimentón de La Vera. Patatas ligeramente “al dente” al igual que el pulpo, pero logrando el contraste de texturas. Unas gruesas rodajas de patatas de calidad, con su piel. Las rodajas de pulpo denotan una pieza de buen tamaño. Buen punto de sal. El punto de cocción del pulpo es complicado debido a las duras fibras que contiene, pero en conjunto el plato transmite calidad y buena materia prima.


Seguidamente, procedo a degustar media ración de dos de los muchos tipos de arroz que preparan:


Arroz meloso con pato y setas.


Como todos, preparado al momento. Un arroz que consigue melosidad gracias a su propio almidón y a la gelatina que desprende la carne de pato. El surtido de setas utilizado (Shitake, champiñón, trompeta y setas de chopo) aporta igualmente carnosidad y melosidad al plato. Muy acertado de punto de cocción, se consiguen varios contrastes de textura al conservar el arroz un suave punto “al dente”, al que se añade la carnosidad de los muslos de pato y la melosidad y ternura de las setas. La presencia de borraja aporta un toque de identidad aragonesa que da fe del interés del chef por los productos de calidad de la tierra. Un plato perfectamente logrado y que destaco. Muy recomendable.


Arroz con cigalones y cigalitas.


Otro arroz excelentemente presentado en su paellera que combina las cigalas tronco con otras de menor tamaño. El arroz vuelve a servirse en su punto. Intenso aroma y sabor a mar reforzado por el delicioso sabor de la cigala. Sobresaliente. Un plato que hará las delicias de los partidarios de los arroces marineros. Cantidad y calidad unidas de la mano, al igual que en el arroz anterior. Pinza y pala de marisco a disposición del cliente para disfrutarlo en toda su extensión y con comodidad.




POSTRE.


Sorbete de piña con aguardiente de hierbas.


Un sorbete presentado en una copa visualmente atractiva y de considerable tamaño. Diferente. Arriesgado. Se ha optado por añadir un poquito de aguardiente de hierbas que rompe con la combinación clásica de piña con Cointreau o Chartreuse. Muy líquido. Presenta un color amarillo vainilla. En boca es fresco, con un sabor intenso, con un punto de dulzor controlado que le aporta el aguardiente. Muy digestivo. Sobresaliente.


El restaurante cuenta con carta de aguas, vinos, vinos de postre, destilados (aguardientes, brandis, cognacs, orujos, rones, ginebras), cafés (Colombia, Jamaica, Etiopía, Java) e infusiones (camomila, té verde,lavanda, pera, etc) cubriendo todo el espectro de detalles que rodean y rematan una buena comida o cena. El café variedad Etiopía, intenso, sabroso, con cuerpo, muy bueno.




El restaurante- arrocería La Casucha es un establecimiento que, sin olvidar su especialización en arroces, parcela que domina y que muestra al comensal un amplísimo abanico de opciones, ofrece además interesantes entrantes (como los chipirones o los carpaccios) y cubre las apetencias de quien desee añadir u optar por otros platos. No obstante, en los arroces se luce tanto en variedad como en calidad, cuidando el punto de cocción y la materia prima, y permitiendo que incluso el cliente habitual no se aburra al existir tantos para elegir. La profesionalidad del servicio, que siendo cordial, está pendiente de todo lo que pueda necesitar el comensal, desde el principio hasta el final, hace que el disfrute de la gastronomía sea completo. A esto se añade un marco agradable, bien decorado, con buena separación entre mesas, que hace que merezca la pena el desplazarse. Un restaurante que, desde estas líneas, recomiendo y destaco y que, sin duda, en su especialidad de arroces, considero que es el mejor de la ciudad.



Restaurante-arrocería La Casucha.


Ubicación y entorno: 8,25

Ambiente y decoración: 8,5

Cantidad: 9,5

Calidad: 9,5

Global: 8,937