Restaurante valorado: LA MAISON DE LA FONDUE.
Tipo de cocina: De mercado, con inspiración italo-suiza.
Dirección: C/Bolonia , 26. Tel. Reservas: 658 030 098 Fax. 976 237 411.
Sector Sagasta /Camino Torres.
Fecha: 26 de julio de 2010.
Local céntrico. Ambiente limpio en el comedor. Buena climatización. Agradable decoración en tonos pastel con sillas de madera que combinan con la tarima del suelo. Buena separación entre mesas vestidas con mantelerías de algodón en blanco crudo.
Paso a valorar el menú del día, que consiste en un primero, segundo y postre con pan y bebida por 15 euros (IVA incluido). Se puede elegir entre 4 primeros, 4 segundos y 4 postres.
El vino de Aragón que acompañará los platos es un Castillo Ducay 2009 (de bodegas Gran Ducay. Grupo BSV), de la D.O Cariñena. Un tinto joven elaborado con un coupage de garnacha, tempranillo y cabernet. Servido a temperatura muy correcta 14-15 grados (a destacar). Presenta un color granate con ribete violeta. En nariz es complejo por su variado coupage y muy aromático, con mucha fruta, cierto predominio de la garnacha. En boca resulta fresco, frutoso, sabroso. Goloso. Muy agradable de tomar. Con un paso de boca fácil gracias a unos taninos vivos pero bastante dulcificados a pesar de ser un vino joven. Un Cariñena que sorprende por su complejidad y juventud.
Agua mineral de Solares (Cantabria). Del manantial de Fuencaliente. Brota a casi treinta grados de temperatura. Rica en bicarbonatos, potasio, sílice y magnesio.
Pan: panecillos de baguette. Tierno y abundante.
Aperitivo: la casa obsequia con un aperitivo consistente en una rodajita de pan tostado untado con tomate con una rodaja de longaniza de Graus con una brizna de suave queso rallado. Un detalle agradable. Buen sabor de la longaniza, que se presenta sin planchear.
LOS PLATOS.
1º) Una ensalada de carne fría con foie.
Un mezclum de lechugas (iceberg y roble) con predominio de la primera que se alterna con taquitos de jamón York, tomate troceado, maíz dulce y coronado todo por multitud de láminas de abundante foie de oca laminado y trabajado en crudo. No es mi cuit, sino fresco. Realmente bueno. Con intenso sabor a foie, cremoso y con un buen punto de sal. Se funde en la boca. Excelente. Cantidad del plato más que suficiente, destacando la cantidad de láminas de foie. Presentación sencilla. Un buen aliño a base de un macerado de aceite virgen extra, vinagre de Módena y mostaza que da carácter a una ensalada muy fresca.
2º) Un entrecot de ternera plancha con guarnición.
De aproximadamente unos trescientos gramos en crudo. Carne procedente de San Sebastián. Acompañado de una patata asada con su piel ligeramente gratinada con queso y aliñada con virgen extra. Buena presentación. Un plato con dos texturas (carnosa y suave). Buen punto de plancha y de sal. Una carne sabrosa, sin nada de nervios. Un entrecot de sabor sobresaliente que revela una carne convenientemente oreada. Un buen segundo plato que en cualquier precio medio de carta ya costaría como todo el menú.
Retirada de cubiertos con cada servicio e incorporación de un cuchillo chuletero para la carne con buena capacidad de corte.
Dentro de los primeros se podía, por ejemplo, optar por verdura (judías rehogadas) y otra ensalada diferente. Entre los segundos, huevos rotos con foie y magret de pato en salsa podían constituir otra elección.
De POSTRE.
Opté por una tarta casera de queso con arándanos.
Una porción suficiente en forma de cuña. Una base de pasta brisa sobre la que va el queso fresco, de textura muy cremosa y, al final, la capa de confitura de arándanos. Con un par de nubes de nata batida y una lluvia de canela para terminar de decorar el plato. Una buena presentación para un postre casero, muy tierno y cremoso. Cuatro colores: granate oscuro casi negro (arándanos), blanco roto (queso), blanco nieve (nata) y marrón tostado (canela). Intenso sabor a arándanos.
A modo de resumen, se trata de un menú con una relación calidad-precio notable. Servido en un ambiente limpio y bien climatizado. Sólo por la calidad del foie y la carne merece ya esa calificación. El restaurante, de unas 35 plazas, está especializado en fondues (vocablo que proviene del verbo francés fondre, que significa “fundir”, y que es el plato suizo de queso más típico junto con la raclette); pero en varios platos , así como en el aceite y en los vinos, está presente la identidad aragonesa (como en el risotto con longaniza de Graus) .
Si queremos un cortado (presentado con una buena capa de crema), deberemos añadir 1,50 euros más. El servicio cordial y atento. Vino servido a temperatura óptima y en correctas copas bordelesas.
La Maison de la Fondue
Ubicación y entorno: 9
Ambiente y decoración: 7,5
Cantidad: 7.
Calidad: 8.
Global: 7,8
En hora buena por este espacio tan chulo, un verdadero placer y una excelente guía para quienes disfrutamos del buen comer... ojalá que pronto mucha gente se haga seguidora de este suculento paladar.
ResponderEliminarPor cierto, me gustaría ver publicado alguna sugerencia de buenos lugares de comida mexicana, seguro que sabrás algo de esta comida tan exótica y deliciosa.
Felicidades