lunes, 21 de julio de 2014

Restaurante "LA OLLA" Alta taberna


Restaurante-taberna LA OLLA.
Zona: Centro/Casco histórico. Sector: D. Jaime/La Seo
Dirección: c/Mayor, 1. Tel reservas: 976 398 257
Tipo de cocina: De mercado con toques de autor.






Estimados amigos/as y lectores/as de El Paladar Crítico:

En la constante por ofrecerles establecimientos de interés gastronómico, en esta ocasión se trata de un restaurante llamado “La Olla” que me ha sorprendido por múltiples razones que luego comentaré. Este establecimiento se ubica en una zona inmejorable y de gran afluencia turística, en la castiza calle Mayor, junto a D. Jaime, la plaza de Santa Marta, y muy próxima a la catedral de La Seo y sus alrededores; la Zaragoza medieval repleta de historia, monumentos, palacios renacentistas aragoneses.



“La Olla” está ubicado en una zona plagada de tabernas y bares de tapeo y, aunque si uno se detiene en su puerta destaca por su pulcritud, no podría imaginarse lo que gastronómicamente puede ofrecer de puertas adentro. Una vez franqueamos la entrada encontramos una barra a la izquierda con algunas bandejas de raciones caseras y unas baldas que llaman la atención por el surtido de botellas de vino que exhiben. Al otro lado, un par de mesas suficientemente separadas, pues no es un bar con gran tráfico de barra. Después, en altura, encontramos un comedor pequeñito pero acogedor, con capacidad para unas veinte o veinticinco personas, decorado en tonos burdeos y lleno de cuadros y grabados con referencias a la tauromaquia. No en vano una de las especialidades de la casa es el “rabo de toro”, que hay que tener en cuenta que es de res excepto cuando hay lidia en la ciudad y es temporada taurina. Destaca la limpieza, el orden y esa pulcritud que anteriormente ya reflejaba su entrada.



Las mesas, bien vestidas con mantelería de algodón, cubertería Pinti italiana 1929 y copas Spiegelau para disfrutar de los aromas y sabor de los caldos en toda su extensión denotan ya un interés por la calidad por parte de los propietarios. Entremos ahora a la evaluación de los platos, en cantidad de media ración, para que puedan ustedes tener información de una más amplia gama de preparaciones.

Foie mi-cuit acompañado de cebolla y manzana caramelizada. (Plato destacado)

Un foie elaborado en la casa, perfectamente desnervado, un mi-cuit (semi-cocido sería la traducción literal del francés) de alta calidad, sin duda con un alto porcentaje de hígado de oca, que lleva además un toque ligeramente afrutado debido al vino de Oporto con el que ha sido marinado. Con un toque de chispa debido al aporte de la pimienta recién molida. El acompañamiento de la cebolla y manzana caramelizada es perfecto (a mí particularmente me gusta muchísimo con manzana). Unas rebanadas de pan recién tostado que llegan aún calientes a la mesa para hacernos unos montaditos al gusto. Visualmente bien presentado, con una textura perfecta, a la que el pan da el contrapunto crujiente. Untuoso y sutil, se funde en la boca lentamente, como debe hacer un buen foie, llenándola de ese sabor inconfundible. Sin duda, un buen comienzo.

Tomate en diversas texturas con arenque ahumado.


Un plato fresco, ideal para el verano, que me ha llamado la atención por su originalidad y carácter divertido. Con el tomate como protagonista, aunque la oliva negra en tapenade y el arenque se añaden para aportar sabor al conjunto del plato, de este “tomate en texturas” quiero destacar aparte de la creatividad, la calidad y sabor del helado de tomate (que le aporta además el máximo toque de frescor). Un helado de tomate de los mejores que he probado. El arenque, de gran calidad, carnoso y tierno, perfectamente desespinado, da ese punto de sabor en perfecta alianza con el tomate.


Txangurro de la casa. (plato destacado).


Uno de los platos de “La Olla” sobre los que tenía referencias y altas expectativas era el changurro o “txangurro”, como lo llaman en el país vasco, donde es un plato típico. Elaborado con la carne del centollo ( o centolla) y también a veces con su coral (es decir, las huevas de la hembra), este changurro, llega perfectamente presentado en su caparazón y en caliente, acompañado de unas rodajas de limón para quien desee darle un toque cítrico. Observo y me vienen a las papilas gustativas trazas de tomate y de huevo, de nuevo el toque de gracia de la pimienta y un aroma a Jerez. Todo ello junto con la carne del marisco perfectamente entresacada sin esquirlas ni cáscaras. Un changurro sobresaliente. Quizá el mejor que se pueda comer actualmente en Zaragoza. De diez. Por ello, deseo destacar este plato y recomendarlo absolutamente.

Bacalao ajoarriero con la receta tradicional aragonesa. (plato destacado).

Con una presentación actualizada, pues la tradición no está reñida con ello a pesar de que siempre exista una viva polémica entre tradición y vanguardia, un bacalao de primera se alía con el huevo, el ajo y el perejil para componer un plato que recupera en el paladar el sabor de antaño de esa cocina que , con tanto cariño, elaboraban antaño las abuelas en los fogones de esas cocinas de pueblo. Muy bien logrado, tierno en textura, para saborearlo y disfrutarlo lentamente. Un plato que recomiendo totalmente y que deseo destacar por su sabor, trabajo y elaboración.


Manita de cerdo deshuesadas con foie y trufa.
Otro plato muy bien logrado. Con un aroma intenso a trufa, de nuevo la carne perfectamente deshuesada, con esa textura gelatinosa típica de las manitas y el aporte de clase, calidad y sabor del foie, que liga a la perfección. Un plato que hará las delicias de los que aman este plato. De nuevo una preparación casera pero con un trabajo y elaboración a valorar.





POSTRE.

Surtido de fruta y tarta de chocolate negro de la casa. (plato destacado, resaltando la calidad de la tarta de chocolate).

Con una presentación visual impecable, piña natural y breva sobre un fondo de crema pastelera en natilla. Unos hilos de caramelo aportan el toque crujiente. El fondo, de una textura líquida, similar a un chantillí, dota a la fruta de cremosidad y liga muy bien tanto con la piña como con la breva En cuanto a la tarta, de elaboración totalmente casera, con una fina capa de cacao natural por encima, presenta un sabor intenso a éste y a chocolate negro. Su textura es tierna y cremosa, y se funde en la boca llenando las papilas de un sabor indescriptible. Hay que probarla para sentirlo. Posiblemente, la mejor tarta de chocolate de la ciudad en estos momentos. Por todo ello quiero destacar este postre y, en especial, su excepcional tarta.


Como comentario final y, a modo de resumen, el restaurante “La Olla”, con un reducido pero bien aprovechado espacio (su clara filosofía es abarcar un comedor razonable y atender con calidad y servicio), es un lugar donde la gastronomía se crece desde el momento en que comenzamos a tomar contacto con sus elaboraciones culinarias. No en vano, en los fogones se encuentra la mano de un chef con experiencia de años y pasión y amor por la cocina. Cuando llevas en esto de la gastronomía muchos años, ese lenguaje sutil, te habla y te transmite sus palabras en cada bocado, en cada aroma, en cada salsa. En cuanto al servicio de sala, amable y familiar, muy correcto y cordial. Una carta de vinos bien escogida tanto en referencias de tintos, como de rosados y blancos; destacando los verdejos y gewürztraminer en los blancos. En tintos, buenas garnachas de Aragón con crianza, además de Ribera de Duero y Riojas tan de mi gusto como el Sierra Cantabria y los fabulosos caldos de la familia Remírez de Ganuza. Un menú cuidado sobre los veinte euros más bebida al mediodía. También carta día y noche. (cerrado Domingos noche por descanso semanal). Imprescindible reservar debido a su capacidad. “La Olla” es, por tanto un sitio donde la gastronomía se cuida en cada detalle, con una buena cristalería para disfrutar del vino en cada sorbo y aroma (cuenta además con una bodega surtida y bien climatizada). En cuanto a los platos, una cocina de base que con un amor por lo tradicional que no descuida. Unas presentaciones actualizadas personalizadas por la mano de su chef José Manuel Roy, una persona que transmite en cada elaboración ese cariño y respeto hacia el buen producto de temporada, otra de las premisas si se quiere dar la máxima calidad en cada plato. Una carta no excesivamente extensa pero con buenos entrantes y platos redondos, con buenas carnes y pescados y postres caseros y de calidad. Por todos estos factores, “La olla” ha sido un gran hallazgo y va a pasar por derecho propio a la sección de restaurantes destacados de El Paladar Crítico. Un lugar céntrio y acogedor donde disfrutar de una gastronomía de altura.


Restaurante “La Olla”

Ubicación y entorno: 9,5
Ambiente y decoración: 8,5
Calidad.: 10
Cantidad: 8,5

Global: 9,125

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