Establecimento valorado: Restaurante AMARANTO
Tipo de cocina: De mercado, con autoría.
Dirección: c/ Camino de las Torres (Hotel Boston). Tel. Reservas: 876 25 42 07
Zona: Centro. Sector: Camino de las Torres/Cesáreo Alierta
Fecha: 20 de Octubre de 2011,
El restaurante Amaranto de Zaragoza se encuentra ubicado dentro de las instalaciones del lujoso hotel Boston, pero cuenta con acceso independiente desde la misma avenida de las Torres. Los que hayan conocido el ya desaparecido restaurante Coral (que se ubicaba antaño en el mismo hotel bajando una planta) y lo echen de menos, no pueden dejar de visitar el nuevo Amaranto si no lo conocen todavía. Estoy convencido de que les va a sorprender y agradar mucho más. Podría decirse que el Amaranto es un hijo evolucionado y emancipado de su madre (el Coral), pero que supera a éste en cuanto a concepto, modernidad bien entendida, calidad y confort. Para empezar, tiene un acceso mucho más cómodo (tanto para clientes del hotel como del exterior). Al entrar, llama la atención un imponente carro de quesos que se despide de nosotros sólo parcialmente pues, si lo deseamos, se reencontrará con nosotros en los postres.Una decoración clásica pero actualizada, con formas ovaladas tanto en el mobiliario como en la decoración (columnas y lámparas) que, vestida por la calidez de la madera, transmite sosiego. El toque vegetal en uno de los laterales y el fondo del local, le dota de la frescura necesaria para equilibrar y dar un toque moderno y distendido. El comedor, bien climatizado, está lo suficientemente separado de la zona de barra y cafetería del hotel y queda completamente aislado del ruido exterior, logrando sumergirnos rápidamente en un espacio idóneo para disfrutar de la gastronomía con los cinco sentidos. Con una capacidad de unas 40 plazas para una configuración estándar, los responsables del Amaranto han optado por una buena separación entre mesas para lograr una buena intimidad entre los comensales. Mesas cuidadosamente vestidas con doble mantelería de algodón (crudo y chocolate), que también tapiza las cómodas sillas. Servilletas, acordes. La vajilla Villeroy & Bosch 1748 de porcelana, también en tonos achocolatados con detalles en oro. Copas bordelesas de la prestigiosa marca alemana Schott Zwiesel para disfrutar del vino; cubertería Cruz de Malta de acero 18/10 que recuerda a su modelo en plata.
Aceite de oliva virgen extra de Jerez de la Frontera (Cádiz) y unas virutas de mantequilla al estilo francés para quien lo desee. Tres tipos de pan: barra rústica, integral y chapata. Agua Aquabona procedente del manantial de Santolín (Burgos).
El Amaranto ofrece diversas opciones: dispone entre semana (para tomar en la zona de mesas junto a la cafetería) de un variado menú diario ejecutivo por 21 euros (I.V.A incluido), pero sin duda, su punto fuerte además de la opción de comer o cenar a la carta), es su Menú especial que alberga cuatro entrantes como centros de mesa para compartir (en cantidad más que correcta), a añadir un pescado o carne a elegir y repostería de la casa, por 35 euros (I.V.A incluido). Se nutre y elabora diariamente de un 50% de la carta y el otro 50 %, parte de sugerencias de los mejores productos de mercado. Bodega aparte.
Aperitivo de la casa.
Para iniciar a nuestro paladar, nos ofrecen una crema de puerros templada acompañada de percebe limpio gallego (de La Coruña), que también puede tomarla en opción puramente vegetal (acompañada de piñones tostados) el comensal que advierta previamente que es vegetariano o que tiene intolerancia al marisco. Visualmente bien presentada, estaba suave y cremosa, con un intenso sabor a marisco que aportaba además el contraste de textura carnosa. Excelente calidad y un sabor y textura muy bien conseguidos.
LOS PLATOS (en cantidad de tapa y/o media ración , pues mi intención era poder probar distintas y variadas opciones)
Como centros de mesa:
Milhojas de Foie caramelizado con queso de cabra y jamón de pato.
Presentado muy bien visualmente, el plato combina distintos elementos para componer una sinfonía de colores, sabores y texturas.Verde claro, morado, beis, caramelo y blanco roto. Un cubo de milhojas de excelente foie rematado por queso de cabra caramelizado; una maraña de escarola con piñones tostados, unas lonchas de jamón de pato y una finísima teja de pan (que aporta el crujiente), configuran un plato en el que tierra y montaña se dan la mano. Adornado todo ello con un cordón de vinagre de Módena en reducción. Interesante la alianza del queso de cabra caramelizado para dar al foie el toque de dulzor que le aportaría una mermelada de violetas o frutos rojos sin más. Un entrante bien resuelto en el que se alternan los sabores dulces y salados logrando de este modo, un segundo nivel de contraste además del propio de las diversas texturas de los elementos que lo componen (escarola, jamón, pan, queso y foie). Sobresaliente en calidad y sabor.
Cecina de Astorga acompañada de pan con tomate.
Un plato sin secretos cuando se cuenta con una buena materia prima. Una gran cecina de Astorga de una curación de entre 12 y 18 meses; con un punto de sal controlado tirando a bajo y un alto nivel de grasa infiltrada, lo que da una muestra de su alta calidad. En cantidad correcta, bien presentada y acompañada de pan con tomate; un clásico que no debe faltar en combinación con un buen fiambre curado. De nuevo sobresale un concepto en el plato: calidad.
Cigalitas grillo con salsa de tomate.
Unas cigalas de tamaño medio pero de intenso sabor y textura bien emplatadas visualmente. Plancheadas y presentadas con una salsa de tomate casero aderezada con un toque de cayena picante que las hace vibrantes y sabrosas. Un plato en el que resalta, por encima de todo, el sabor, la calidad y frescura del marisco.
Arroz con bogavante. (Plato destacado)
Bien presentado. Preparado y emplatado en sala. Con un arroz del Delta del Ebro ligeramente al dente, como debe ser. De un gran sabor y textura y, de nuevo, una calidad de marisco excepcional. Un plato que recomiendo para pedir a la carta y disfrutarlo en mayor cantidad y a placer. Un ejemplo de que en Zaragoza se puede disfrutar de un buen arroz con bogavante como si estuviésemos en la costa cantábrica pero sin salir de la ciudad, algo en verdad nada frecuente.
Para el maridaje se han combinado dos vinos. Uno blanco (para el foie y los platos con marisco) y otro tinto. El blanco se trata de un monovarietal 100% Viognier 2009 de la bodega Venta D´Aubert ubicada en Cretas (Teruel). Un vino de la tierra (sin D.O) pero de calidad, de una cepa autóctona del valle del Ródano y que también se cultiva con gran éxito en Mendoza (Argentina), Australia y Nueva Zelanda, que se ha adaptado muy bien al microclima de la zona del maestrazgo. A pesar de la añada, se presenta visualmente limpio, con un precioso color amarillo oro brillante. En nariz es complejo, presentando a nivel primario hierba fresca y cítricos, que aumentan a nivel secundario brotando también la manzana verde y el plátano. Con una acidez algo elevada pero compensada por su gran carácter glicérido (graso), es más que seguro que ha pasado por barrica en un periodo de unos 3 - 4 meses, suficiente para ganar en cuerpo y perder frutosidad en boca, pero conservando todas sus propiedades organolépticas. Un vino muy apropiado para pescado y marisco.
El tinto me ha sorprendido por su elevada calidad relación-precio. Se trata de un Serendipia tinto 2009 Edición Limitada de la que, desde diciembre de 2010, ha pasado a ser Bodegas Pago de Aylés (antes Bodegas Aylés) con vendimia nocturna, sello característico de la bodega. Al reconocimiento de la categoría concedida para elaborar Vino de Pago, hay que sumar que es una de las pocas bodegas que se atreve con un monovarietal de merlot. Elaborado por el inquieto enólogo Jorge Navascués. Este Serendipia, al igual que su hermano monovarietal de tempranillo, lleva una crianza de 12 meses en barricas de roble americano y francés. Presenta un precioso color picota, bien cubierto y con una capa media-alta. En nariz da muestras de su carácter, con abundancia de frutillos negros (mora y arándano). En boca es de un paso muy fácil y agradable. Fruta y madera muy bien ensambladas. Frutoso, con taninos maduros, sin aristas. Gustoso, sabroso, con cuerpo. Largo y persistente.
Bullavesa de vieira con tallarines de chipirón. (Plato destacado)
Este plato de marisco me ha parecido redondo y sobresaliente. Por su concepción mediterránea que une el Levante con la Provenza (la bouillabaisse es originaria de Francia, concretamente de la costa de Marsella, y viene a significar: hervido a fuego lento); por su presentación visual impecable. Por el punto y sabor de cada producto, de nuevo, de gran calidad: vieira y gambas, espectaculares ambas. Los tallarines de chipirón le dan un toque divertido al plato y tienen un sabor delicioso e intenso. La bullabesa llega impecable, producto a buen seguro de una cocción larga, elaborada (con morralla fresca y cabezas de marisco) y aromatizada con Pernod. De las mejores, si no, la mejor, que he probado en muchos años. Repito, por todo ese conjunto de factores me parece un plato absolutamente recomendable y destacable. De 10 en calidad, presentación y sabor.
Steak Tartare.
Un steak tartare que es preparado en sala al gusto del cliente (más o menos sabroso, picante, etc). Utilizando los ingredientes habituales (perejil picado, pimienta, huevo duro, alcaparra, cebolla, yema de huevo, salsa Perrins, etc) pero siempre está ese toque especial de la mano del chef de sala que lo prepara. El resultado es diferente según el toque de licor que se añada para redondear su sabor final (Calvados, Vermut seco o Whisky). La ejecución es impecable (en un bol con una base de hielo picado) y el resultado no desmerece. No es fácil preparar un buen steak tartare, y puedo asegurarles que el del Amaranto es, si no el mejor (eso ya va en gustos individuales), de los mejores de Zaragoza. Acompañado de los tradicionales triángulos de pan de molde tostado.
POSTRE.
Sorpresa de mascarpone con sorbete de naranja sanguina. (Postre destacado)
Estarán ustedes de acuerdo, en una gran mayoría, que no hay mejor remate de una buena comida o cena que un gran postre. Pues he de decirles que me ha encantado esta “sorpresa de marcarpone”. Un postre completísimo, pues contentará a los amantes del chocolate, del queso, de la fruta y del helado...¿Se puede pedir más? Pues sí, una presentación visual impecable (un cilindro de chocolate negro que contiene el sorbete de naranja y la crema, además de un rulo de melón, láminas de mango, fresa y uva). Adornado por un cordón de mermelada de maracuyá y una ramita de hierbabuena y coronado por un delgado bastoncito de chocolate blanco. Todos los ingredientes en su punto. Un postre refrescante y sabroso lleno de colorido. Excelente en todos los aspectos, incluso en el nutricional, pues todos los ingredientes son naturales y caseros (todos los postres se elaboran en el obrador propio del restaurante).
El restaurante Amaranto es un establecimiento que abrió sus puertas en abril del presente 2011. Pero, en este caso, la juventud no va reñida con la experiencia, sino todo lo contrario. No en vano, Amaranto se nutre de toda la experiencia y buen trabajo de la plantilla de cocina y sala del hotel Boston y su tradicional buen hacer en el campo de la gastronomía. Amaranto se ha propuesto un reto difícil de conseguir: la excelencia gastronómica. La excelencia en la calidad de la materia prima; en su servicio de sala, impecable, amable y muy profesional, que recupera esa labor tan hermosa y casi olvidada de que el comensal pueda disfrutar en sala de sus elaboraciones y emplatado final (en muchos lugares, todo sale terminado de cocina sin permitir “participar” visualmente al comensal del proceso final). Destacar aquí sin duda la presencia y el buen hacer de su jefe de sala, D.Jesús Bádenas, cabeza visible de todo el trabajo del restaurante (también de lo que se elabora y sale de los fogones), pero también de todo su equipo y colaboradores. Pues, repito, ese reto de la excelencia, cuidando todos los aspectos de la restauración, considero que ha sido alcanzado por el restaurante Amaranto. Y estoy seguro de que aún puede mejorar dentro del alto nivel ya conseguido, perseverando en la senda ya iniciada, manteniendo una perfecta simbiosis entre la cocina de mercado y una autoría sin estridencias con un producto de primera. Además, el marco es acogedor y elegante, con una ubicación céntrica y privilegiada. Ideal, tanto para la comida de negocios, como para una cena romántica en pareja. Por todo ello, pienso que Amaranto, es ya un restaurante imprescindible para disfrutar de la alta gastronomía en Zaragoza.
Restaurante Amaranto
Ubicación y entorno: 10
Ambiente y decoración: 9
Cantidad: 8,5
Calidad: 10
Global: 9,375
¿Qué tal la carta de vinos? ¿Es cierta la abundancia de champán?
ResponderEliminarGracias.
Estimado amigo/a . Disculpe la tardanza en satisfacer su consulta. Le respondo más abajo en la sección de comentarios. Gracias por seguir elpaladarcritico.
EliminarEstimado lector/a de elpaladarcritico. Segun mis anotaciones, la carta del restaurante Amaranto ofrece hasta 17 referencias diferentes de champagnes franceses. Desde el clásico Moët Chandon brut hasta , para quien se lo pueda permitir, un exclusivo Kry Clos de Mesnil que ronda los 500 euros la botella. Como puede ver, hay por tanto una más que amplia oferta para todos los gustos. Gracias y un saludo por seguir elpaladarcritico.
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